La hoja de la Camelia es uno de los elementos más distintivos de esta cautivadora planta. Entre las características más notables, destaca su forma ovalada y su textura fuerte y brillante.
Las hojas de la Camelia son simples, enteras y alternas, lo que significa que crecen en cada lado del tallo y no tienen divisiones. Además, son persistentes, lo que significa que permanecen en la planta durante todo el año.
La estructura de las hojas de la Camelia incluye nervaduras y venas prominentes que se extienden desde la base hasta la punta de la hoja, lo que les confiere una apariencia única. Otra característica interesante de la hoja es su tamaño, que puede variar de 5 a 15 centímetros de largo y de 2 a 7 centímetros de ancho, dependiendo de la especie de Camelia.
Las hojas de la Camelia también son el hogar de los capullos de las flores que brotan durante la primavera, lo que las convierte en una parte crucial del ciclo de vida de la planta. Además, las hojas de la Camelia son una fuente valiosa de antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, que tienen numerosos beneficios para la salud humana.